Potenciemos lo que se les da bien hacer, en lugar de lo que no.

Se necesita hacer mucho más énfasis en lo que un/una niñ@ puede hacer, en lugar de lo que no puede.

Es necesario poner atención en las experiencias positivas de los niños y enfatizar en el desarrollo de sus habilidades. Así entre otras cosas se alimenta su autoestima y disminuyen los comportamientos problemáticos.
Facilitar el reconocimiento de sus propias habilidades y animarles a que las pongan en marcha debería estar incorporado en el día a día de la familia.

Cualquier niñ@ cuenta con un abanico de virtudes y aspectos menos fuertes. Potenciar sus fortalezas es fundamental para que crezcan sin limitaciones y que su desarrollo personal sea más completo.
Párate a observar a qué se dedica, cómo se comporta o qué deja de hacer, así obtendrás  bastantes señales sobre cuáles son.

El juego es un momento excelente para conocerlas, ya que nos da pistas sobre lo que prefieren, cómo socializan y se ven a sí mism@s.
Por ejemplo, dos niños pueden mostrar interés por los animales, pero uno de ellos disfruta cuidándolos mientras que el otro lo hace entrenándolos. Ambos tendrían el mismo interés, pero puntos fuertes diferentes.

Cuando el/la niño/a es consciente de que tiene facilidad para desempeñar una tarea, alcanzará un mayor compromiso con ella.
A tod@s nos gusta comprobar nuestras capacidades y tendemos a involucrarnos en actividades que implican cierto grado de dificultad pero que se nos dan bien.

Enfatizando sus habilidades y emociones positivas se nutre su autoestima. Identificar el carácter y preferencias de l@s hij@s es una forma de ayudarles a mejorar y a encontrar su camino.