Al pie del cañón

Son tantas sensaciones contradictorias las que se unen en estos momentos que resulta complicado no sólo describirlas, sino también decantarse por alguna de ellas. 

Es inevitable crear vínculos en tu trabajo, conexiones que se transforman en potentes lazos de amor.

L@s protegemos, siempre una protección sana, eso sí. Hay una gran mezcla de emociones, nostalgia por el tiempo que llevas lejos de los peques y los chicxs, un instinto que te hace estar alerta ante las medidas establecidas por la seguridad de todos ellxs y por su puesto de ti mismx y los que te rodean. Ganas de verlos, muchas ganas! a la vez que sientes impotencia de no poder estrujarlos, alegría al ver sus caritas de felicidad a la vuelta. 

Es difícil desarrollar un trabajo cuando es necesario el contacto, la cercanía e interacción. Para qué mencionar lo que  sientes bajo la mascarilla, creo que es más que evidente.

Sin embargo hay tantos momentos que hacen que olvides toda aquella hostilidad que te rodea, como esos bracitos abiertos cuando los recoges en la puerta con una sonrisa de oreja a oreja, cruzarte con compañeras que te dan fuerzas solo con la mirada, ver cómo se reencuentran y disfrutan de ellxs mismos. 

Sin lugar a dudas es duro asimilar esta nueva situación pero lo que podemos asegurar es que el aprendizaje es inmensamente mayor, las ganas por estar juntxs se han multiplicado y como siempre si antes el AMOR era nuestro motor, ahora es algo indispensable para todxs. 

Valorar amando nuestro entorno, a nosotrxs mismos y a lxs demás, respetando los ritmos y sobre todo trabajando duro por nuestros pequeñxs, jóvenes y adultxs. Ese es nuestro gran faro. 

En Aspademis seguimos al pie del cañón buscando una vida plena para esta gran familia.  

Os enviamos toda nuestra energía. Después de todo esto ¿quién va a poder con nosotrxs?